Por Flavio Mateos
Nos hemos ocupado reiteradas veces del
gnosticismo, que propone una falsa “tradición” mediante la cual ha logrado infiltrarse
en los medios católicos, y llevado confusión, adhesiones irreflexivas o “concubinatos”
con diversos exponentes de la “batalla cultural tradicional”, por llamarla de
algún modo. Veamos este reflejo público, bastante reciente.
1.- Reunión celebratoria de Tolkien,
Chesterton y Lewis, en una institución católica (católica de ahora, o sea ya
copada por el modernismo conciliar). Allí aparecen como invitados dos
exponentes caracterizados del gnosticismo a la criolla: Sebastián Porrini y Diego
Ortega, a quienes hemos dedicado varias páginas sobre todo en nuestro libro “Castellani y Lefebvre” (Ed. Reacción,
2022). A ambos los sabemos vinculados al teilhardiano Ángel Faretta, de quien
puede espigarse un poco en nuestro blog y nuestros libros de cine. A los
restantes expositores del congreso llamado “Fe, arte y mito” no los conocemos.
2.- Celebración del gnóstico neo-pagano
Julius Evola, en Bs. As. Entre los conferencistas aparecen Lucas Carena, peronista
heterodoxo que alguna vez pareció cercano al campo nacionalista católico, al
menos en lo cultural; y también Rodrigo Villanueva, que se dedica a ponderar
entusiastamente a Ángel Faretta. No podía faltar allí el italiano Marcos Ghío,
cada vez más errado y fofo en sus expsiciones.
3.- El portal Infocatólica, de línea católica conservadora, publica una
entrevista donde se promueve un libro de Guillermo Mas Arellano, joven gnóstico
“ecléctico” (también farettiano). “El
Mundo Moderno nace de abandonar la Tradición, cuyo centro era la divinidad”,
se titula la entrevista. ¿De qué Tradición habla? Se infiere fácil, pues
menciona como algunos de sus maestros a René Guénon y Julius Evola, entre
otros.
Todo esto puede parecer de poca monta,
y ciertamente esta gente no tiene capacidad de crecimiento considerable, pero,
así y todo hay personas que de buena fe, y pretendiendo huir del horrendo,
moderno y anti tradicional “Occidente”, se acercan a estas posturas que, más
bien lo que hacen es llevarlos por una vía orgullosamente “tradicional” a un
encierro en sus propios errores, lejos del verdadero camino de la tradición
católica, y por tanto de la Iglesia, única barca de salvación. Se trata de una
falsa tradición y de una falsa reacción. Por eso corresponde desenmascararla.
Para mencionar algo respecto de Julius
Evola, transcribimos la introducción a un minucioso y serio estudio publicado
en dos partes en la revista tomista Le
Sel de la Terre (números 42 y 43, años 2002-2003). El autor del mismo es el
italiano Paolo Taufer, y hemos desgranado bastante del mismo en nuestro libro “El mirar del cine” entre otros.
“El título italiano de este trabajo era
"I giovani e le rovine di Evola
- los jóvenes y las ruinas de Evola", aparentemente en alusión a la obra que
Evola escribió especialmente para los jóvenes a los que formaba y guiaba: Les Hommes au milieu des ruines (1951).
En aras de la claridad, hemos cambiado por "Evola, assassin de la jeunesse" (Evola, asesino de la
juventud).
La importancia y la actualidad de esta
obra no escaparán a quienes son conscientes de la influencia deletérea ejercida
sobre la juventud llamada "de derechas" por la exaltación apasionada
de las ideas de Evola. Recordemos, por ejemplo, el elogioso artículo del
suplemento de julio de 1996 de Français d'abord (nº 240) dedicado a "Evola,
el romano, aristócrata de las cumbres nevadas", "heraldo de la
Tradición y feroz despreciador del mundo moderno", "un hombre de pie
en medio de las ruinas"... Evola fue presentado como un salvador, un
maestro, un despertador, cuya vida estuvo "marcada por una rectitud digna
de los antiguos romanos, un sentido del honor y de la lealtad que algunos
habrían creído enterrado con las ruinas de los grandes sueños imperiales".
Nada se dice de su virulento anticristianismo, de sus perversiones morales, de
su odioso paganismo, de sus misteriosas prácticas mágicas.
El profesor Paolo Taufer mostró, en la
primera parte de este estudio (Le Sel de la terre 42, páginas 93-122 1), cómo
Julius Evola se opone radicalmente al catolicismo en su filosofía, religión,
moral y mística:
- filosofía idealista e inmanentista:
no hay nada más que el Ego absoluto, la lógica, que dice lo contrario, no es
más que una ilusión que hay que superar;
- religión sin un Dios trascendente: todo
lo que el hombre tiene que hacer es alcanzar "los estados superiores del
ser";
- moral de la anomia (ausencia de ley):
es necesario superar todo dualismo entre el bien y el mal, no teniendo otra ley
que la propia voluntad;
- misticismo sin gracia sobrenatural:
un viaje de autosalvación utilizando magia y ritos de iniciación (y, por tanto,
fuerzas infernales).
Queda por ver, en esta segunda parte,
la visión de la sociedad, historia y civilización propuesta por Julius Evola.
Al denunciar enérgicamente la decadencia
del mundo moderno y sus mitos absurdos como el evolucionismo, ensalzando la
caballería medieval, el sentido del honor y el gusto por el esfuerzo,
proponiendo una cierta espiritualidad en un siglo dominado por el materialismo
más crudo, y devolviendo a los europeos el orgullo de sus raíces en un momento
en que el cosmopolitismo parecía sumergirlo todo, Evola puede atraer fácilmente
a las mentes jóvenes, en el medio de las ruinas actuales. Sin embargo, como
muestra Paolo Taufer, todo es falseado en él: denunciando el igualitarismo contemporáneo,
no combate su principio, el orgullo, sino que manifiesta un orgullo aún mayor
al propugnar una sociedad de castas; al exaltar la caballería, la tergiversa en
un sentido anticristiano; pretendiendo celebrar la civilización occidental, bajo
un disfraz romano, es en realidad el hinduismo lo que promueve. Y, en
definitiva, es el odio a Cristo a lo que conduce a los jóvenes.
El diablo, padre de la mentira y
homicida desde el principio en nuestro mundo moderno, no podía contentarse con
detentar los grandes bulevares del pensamiento único; también había que atrapar
y alejar a los refractarios a la ideología dominante, desviándolos a ellos también
para ser atrapados y conducidos a su muerte espiritual. Para lograrlo, tiene sus
mejores asesinos en las callejuelas de la "reacción". Evola es uno de
ellos.
Le
Sel de la Terre.
“Ante nuestros ojos aparecen en lucha
dos tradiciones; lejos de conducir el mismo contenido nocional son antagonistas.
La una transmite sin disimulo la religión del verdadero Dios, y es la Tradición
apostólica, en la cual la tradición primordial está totalmente incluida. La
otra, llamada por los neognósticos Tradición primordial, transmite, bajo un
disfraz de luz, la religión tenebrosa que quiere ponerse en el lugar de Dios”.
Jean Vaquié, Ocultismo y fe católica:
los principales temas gnósticos.