sábado, 3 de agosto de 2024

EL GNOSTICISMO SE ASOMA NUEVAMENTE, ENTRE LOS CATÓLICOS

 




Por Flavio Mateos

 

Nos hemos ocupado reiteradas veces del gnosticismo, que propone una falsa “tradición” mediante la cual ha logrado infiltrarse en los medios católicos, y llevado confusión, adhesiones irreflexivas o “concubinatos” con diversos exponentes de la “batalla cultural tradicional”, por llamarla de algún modo. Veamos este reflejo público, bastante reciente.

 

1.- Reunión celebratoria de Tolkien, Chesterton y Lewis, en una institución católica (católica de ahora, o sea ya copada por el modernismo conciliar). Allí aparecen como invitados dos exponentes caracterizados del gnosticismo a la criolla: Sebastián Porrini y Diego Ortega, a quienes hemos dedicado varias páginas sobre todo en nuestro libro “Castellani y Lefebvre” (Ed. Reacción, 2022). A ambos los sabemos vinculados al teilhardiano Ángel Faretta, de quien puede espigarse un poco en nuestro blog y nuestros libros de cine. A los restantes expositores del congreso llamado “Fe, arte y mito” no los conocemos.

 

2.- Celebración del gnóstico neo-pagano Julius Evola, en Bs. As. Entre los conferencistas aparecen Lucas Carena, peronista heterodoxo que alguna vez pareció cercano al campo nacionalista católico, al menos en lo cultural; y también Rodrigo Villanueva, que se dedica a ponderar entusiastamente a Ángel Faretta. No podía faltar allí el italiano Marcos Ghío, cada vez más errado y fofo en sus expsiciones.

 

3.- El portal Infocatólica, de línea católica conservadora, publica una entrevista donde se promueve un libro de Guillermo Mas Arellano, joven gnóstico “ecléctico” (también farettiano). “El Mundo Moderno nace de abandonar la Tradición, cuyo centro era la divinidad”, se titula la entrevista. ¿De qué Tradición habla? Se infiere fácil, pues menciona como algunos de sus maestros a René Guénon y Julius Evola, entre otros.





Todo esto puede parecer de poca monta, y ciertamente esta gente no tiene capacidad de crecimiento considerable, pero, así y todo hay personas que de buena fe, y pretendiendo huir del horrendo, moderno y anti tradicional “Occidente”, se acercan a estas posturas que, más bien lo que hacen es llevarlos por una vía orgullosamente “tradicional” a un encierro en sus propios errores, lejos del verdadero camino de la tradición católica, y por tanto de la Iglesia, única barca de salvación. Se trata de una falsa tradición y de una falsa reacción. Por eso corresponde desenmascararla.

 

Para mencionar algo respecto de Julius Evola, transcribimos la introducción a un minucioso y serio estudio publicado en dos partes en la revista tomista Le Sel de la Terre (números 42 y 43, años 2002-2003). El autor del mismo es el italiano Paolo Taufer, y hemos desgranado bastante del mismo en nuestro libro “El mirar del cine” entre otros.

 

“El título italiano de este trabajo era "I giovani e le rovine di Evola - los jóvenes y las ruinas de Evola", aparentemente en alusión a la obra que Evola escribió especialmente para los jóvenes a los que formaba y guiaba: Les Hommes au milieu des ruines (1951). En aras de la claridad, hemos cambiado por "Evola, assassin de la jeunesse" (Evola, asesino de la juventud).

La importancia y la actualidad de esta obra no escaparán a quienes son conscientes de la influencia deletérea ejercida sobre la juventud llamada "de derechas" por la exaltación apasionada de las ideas de Evola. Recordemos, por ejemplo, el elogioso artículo del suplemento de julio de 1996 de Français d'abord (nº 240) dedicado a "Evola, el romano, aristócrata de las cumbres nevadas", "heraldo de la Tradición y feroz despreciador del mundo moderno", "un hombre de pie en medio de las ruinas"... Evola fue presentado como un salvador, un maestro, un despertador, cuya vida estuvo "marcada por una rectitud digna de los antiguos romanos, un sentido del honor y de la lealtad que algunos habrían creído enterrado con las ruinas de los grandes sueños imperiales". Nada se dice de su virulento anticristianismo, de sus perversiones morales, de su odioso paganismo, de sus misteriosas prácticas mágicas.

El profesor Paolo Taufer mostró, en la primera parte de este estudio (Le Sel de la terre 42, páginas 93-122 1), cómo Julius Evola se opone radicalmente al catolicismo en su filosofía, religión, moral y mística:

- filosofía idealista e inmanentista: no hay nada más que el Ego absoluto, la lógica, que dice lo contrario, no es más que una ilusión que hay que superar;

- religión sin un Dios trascendente: todo lo que el hombre tiene que hacer es alcanzar "los estados superiores del ser";

- moral de la anomia (ausencia de ley): es necesario superar todo dualismo entre el bien y el mal, no teniendo otra ley que la propia voluntad;

- misticismo sin gracia sobrenatural: un viaje de autosalvación utilizando magia y ritos de iniciación (y, por tanto, fuerzas infernales).

Queda por ver, en esta segunda parte, la visión de la sociedad, historia y civilización propuesta por Julius Evola.

Al denunciar enérgicamente la decadencia del mundo moderno y sus mitos absurdos como el evolucionismo, ensalzando la caballería medieval, el sentido del honor y el gusto por el esfuerzo, proponiendo una cierta espiritualidad en un siglo dominado por el materialismo más crudo, y devolviendo a los europeos el orgullo de sus raíces en un momento en que el cosmopolitismo parecía sumergirlo todo, Evola puede atraer fácilmente a las mentes jóvenes, en el medio de las ruinas actuales. Sin embargo, como muestra Paolo Taufer, todo es falseado en él: denunciando el igualitarismo contemporáneo, no combate su principio, el orgullo, sino que manifiesta un orgullo aún mayor al propugnar una sociedad de castas; al exaltar la caballería, la tergiversa en un sentido anticristiano; pretendiendo celebrar la civilización occidental, bajo un disfraz romano, es en realidad el hinduismo lo que promueve. Y, en definitiva, es el odio a Cristo a lo que conduce a los jóvenes.

El diablo, padre de la mentira y homicida desde el principio en nuestro mundo moderno, no podía contentarse con detentar los grandes bulevares del pensamiento único; también había que atrapar y alejar a los refractarios a la ideología dominante, desviándolos a ellos también para ser atrapados y conducidos a su muerte espiritual. Para lograrlo, tiene sus mejores asesinos en las callejuelas de la "reacción". Evola es uno de ellos.

Le Sel de la Terre.

 

  

“Ante nuestros ojos aparecen en lucha dos tradiciones; lejos de conducir el mismo contenido nocional son antagonistas. La una transmite sin disimulo la religión del verdadero Dios, y es la Tradición apostólica, en la cual la tradición primordial está totalmente incluida. La otra, llamada por los neognósticos Tradición primordial, transmite, bajo un disfraz de luz, la religión tenebrosa que quiere ponerse en el lugar de Dios”.

 

Jean Vaquié, Ocultismo y fe católica: los principales temas gnósticos.