-Los mejores aforismos se cuecen en hornos de barro.
Los peores, en microondas.
-Los gnósticos se caracterizan por tener un buen
sistema autoimpune.
-Primera
historia: Un “mítico” crítico de cine gnóstico publica sus libros en Ediciones
“A Sala Llena”.
Segunda
historia: Obtiene como recompensa vivir “A Panza Llena”.
Eso es lo
que se llama “Tradición hermética” a la criolla.
-El gnóstico que se dice antiliberal, es el primero de
los liberales. Desde el momento en que se liberó de la Santísima Trinidad y la
Iglesia Católica, para remitirse a una vaporosa deidad ecumenista de la cual
somos una chispa evolucionada en tránsito hacia el Punto Omega.
-El gnóstico desplegará todo un alambicado arsenal
discursivo con tal de nunca tener que llamar a Dios “Padre”.
-Dejémonos de tantas explicaciones: cuantos menos
Sacrificios de la Misa, más sacrificios de niños. Matemático.
-Los norteamericanos ya no saben qué es un hombre o
una mujer. Los rusos habrán de mostrárselo. No me opongo a ello, los aplaudo
con fervor de viejo converso, devoto de San Miguel Arcángel.
-La verdad fue arrojada al basurero de la diosa
democracia. Volverá desde el cielo inapelablemente a recuperar sus fueros en
esa estúpida fantasía llamada “Estados Unidos de América”.
-Probablemente todos los que hoy conocen la verdad se
lo deban a que nunca han cursado estudios en una Universidad.
-Nada se parece
más a los políticos que los críticos de cine, y lamentablemente cada vez
abundan más estas dos especies. Será porque es redituable económicamente y
porque nadie los pone en vereda. Ese deber nos incumbe.
-Si los blancos
lideran la lucha contra el supremacismo blanco, ¿eso es, o no es, supremacismo
blanco?
-Dormir
escuchando “White Noise”, ¿me volverá un supremacista blanco?
Debo consultarlo
con la almohada.
-Estoy seguro que
los norteamericanos llegaron a la Luna, y también lo estoy de que viven en
ella.
-La única
política necesaria es aquella que tienda a remediar no un inexistente
calentamiento global, sino un persistente enfriamiento de la caridad.
-El mundo moderno
se caracteriza por el empoderamiento de la opinión, a costas de la
inteligencia.
-La inteligencia
en nuestros tiempos debe morar en muy constreñidos ghettos, cuyas murallas no
son sino las invisibles barricadas que nos construimos a fuerza de ignorar todo
lo que no suene reaccionario al mundo.
-En estos tiempos
modernos, es muy difícil retener a los amigos. Casi todos se pierden en las
“ventanas emergentes” de la vida, cada vez más lejos de la página de inicio
donde supimos encontrarlos.
-Presentarse como
“contrarrevolucionario” sin reivindicar a Monseñor Lefebvre es como pretender
ser nacionalista argentino sin reivindicar a Juan Manuel de Rosas. Pero en los
tiempos modernos, donde todo el mundo se “auto-percibe” lo que quiere, nada de
esto es imposible.
-La verdadera
pandemia se llama “Liberalismo”, y tanto la prevención como la cura consisten
en este simple expediente: “negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguir a
Jesucristo”.
-La soberanía popular es la soberanía del diablo en versión exotérica.
-Nada más lastimoso que un militar que se vuelve democrático, es como un león que se hace vegano.
-Definitivamente, el "Nuevo Orden Mundial" es kosher.